En memoria de Peliken Pinillo y de José Luis Gorostidi, claves en Lizarra Ikastola y Paz de Ziganda.
maría Nadal Ferrús, catalana, entró en la ikastola Paz de Ziganda en el año 1967.
María tiene 50 años. Nació en 1965 en Barcelona, aunque entonces sus padres, él de Barcelona y ella de Reus, vivían en Madrid. Su padre, ingeniero de Montes trabajaba en ICONA y lo destinaron a Madrid. Después, en 1967, cuando María tenía 2 años, fue destinado a Pamplona.
En su casa “sólo se hablaba el catalán”. Vivíamos en la avenida de Bayona. La madre de María recuerda que su hija era feliz jugando con otras niñas y niños en la plaza que había junto a su vivienda. Y es que en la misma calle estaba la recién creada ikastola Paz de Ziganda y el alumnado salía a la plaza a jugar. “¿Por qué no la matriculamos en la ikastola? Así como en Cataluña hemos sido profundamente catalanes, ¿por qué no educar a nuestra hija en la lengua original de Navarra?”.
María Nadal Ferrús va expresando los recuerdos vividos en la ikastola: “Fueron unos años felices. Lo niños y las niñas no íbamos sólo a aprender, íbamos también a jugar, a reunirnos, a hablar, a hacer trabajos; éramos amigas y amigos nos relacionábamos mucho. Había misa, txistorradas, juegos... las madres iban a limpiar... los padres colaboraban en otros trabajos. Más que colegio era una gran familia”. “Recuerdo especialmente a una andereño: Eguzkiñe. Yo tenía 4 años... me parece que era de la zona de Mugaire (Baztan). Me imagino que ahora puede tener unos 70 años. También recuerdo a una compañera: Susana Larrayoz. En una única aula estábamos niñas y niños (neska-mutilak) con varios años de diferencia. Recuerdo que asistían sobrinos de Carlos Garaikoetxea. (Eguzkiñek edo lagunen batek hau irakurtzen ba du jar dadila harremanetan idazti honen idazlearekin egunkariaren bitartez).
Otro recuerdo son los lugares en los que se asentó la ikastola: primero, en la avenida de Bayona, segundo, en un piso, y tercero, al lado de un hospital y de un cuartel de policías (nos llevábamos bien con ellos)”.
En el año 1974 destinaron al padre (pare, aita) de María a Burgos. Entonces María tenía 9 años y tuvo que dejar Iruñea y su querida ikastola Paz de Ziganda.
Los años vividos en la ikastola siempre me han acompañado. “Me emociono más viendo bailar un aurresku que una sardana”.
Y fue recitando el Dona, dona... y otras cancioncillas aprendidas en la ikastola. “Esto no lo olvidaré nunca”.
María se hizo mayor. Se casó con un holandés. Domina el inglés, el holandés, el alemán, el catalán, el castellano y un poquito el euskera. Tienen tres hijos. María, hija única, suele ir a Cataluña a estar con sus padres. La historia continúa...
Nota: Este escrito es fruto de un encuentro con María y sus padres, en mis vacaciones en Cataluña.