El ozono ‘malo’ en Navarra
El pasado 22 de octubre se publicaba en este diario un artículo informativo que era un resumen de un informe presentado por Ecologistas en Acción sobre la contaminación por ozono troposférico en el Estado español con datos obtenidos en el período 1 de enero y 30 de septiembre de 2019 en 480 estaciones repartidas por todo el territorio, de las cuales, 9 de ellas, están situadas en Navarra. En él se venía a decir que “la contaminación en Navarra afecta al 46% de la población, hasta 298.000 personas, que están expuestas a unos niveles insalubres de ozono, que especialmente afecta a niños, personas mayores, mujeres embarazadas y enfermos cardiorrespiratorios crónicos”.
El informe de Ecologistas en Acción proseguía y señalaba que el ozono troposférico es el contaminante atmosférico que año tras año afecta a más población y territorio, y que sus niveles han aumentado durante 2019, sobre todo en la Ribera de Navarra, coincidiendo con las mayores temperaturas registradas en el valle del Ebro. El citado estudio toma como referencia los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Antes que nada, acerca del ozono hay que hacer una serie de consideraciones. En primer lugar, el ozono malo o troposférico (O3) -por diferenciarlo del de la estratosfera, que protege al planeta- es un contaminante muy complejo que no es generado directamente por el ser humano: se forma en la baja atmósfera por la radiación solar combinada con otros contaminantes -denominados precursores- emitidos por el transporte -en especial los vehículos diésel-, las grandes centrales termoeléctricas y determinadas actividades industriales.
En segundo lugar, la contaminación por ozono no es un caso exclusivo de Navarra. Así, por ejemplo, según el Informe de Ecologistas en Acción, “un 28% de la ciudadanía del Estado español ha respirado aire contaminado por ozono en 2019 en ese periodo”. Por otra parte, “la mayor parte del territorio europeo tienen problemas de contaminación por el ozono”, según asegura Xavier Querol, investigador del CSIC y una de las personas más eminentes en materia de contaminación del aire. Para este experto, el ozono “presenta unos claros efectos sobre la morbilidad y mortalidad de la población”.
En tercer lugar, habría que decir que el ozono (O3) no entiende de fronteras. Es un gas que viaja kilómetros arrastrado por el viento y dispara las mediciones en zonas alejadas de donde se originó. La revista Environmental Science and Pollution Research publicó un trabajo que lo ejemplifica: los investigadores comprobaron que el ozono del norte de Portugal viaja hasta Galicia. Por su parte, la Agencia Europea del Medio Ambiente asegura en su informe sobre calidad del aire de 2017 que la discrepancia entre la caída de las emisiones de gases precursores del ozono y las concentraciones medias de este gas en Europa tiene que ver con el transporte intercontinental de O3 en el hemisferio norte, que podrían enmascarar el efecto de las medidas europeas para reducir emisiones.
En cuarto lugar, la normativa vigente, es decir, la comunitaria, estatal, y por tanto la de Navarra, establece para el ozono un valor para la protección humana (Real Decreto 102/2011, de 28 de enero). Éste fija que las máximas diarias de las medias móviles octohorarias de ozono no pueden superar los 120 µg/m³ en más de 25 días por año. Además, la normativa dispone que el número de días de superación debe calcularse como promedio de los últimos tres años. La OMS es mucho más exigente y propone bajar este umbral a los 100 µ/m3.
Haciendo una comparación entre la normativa europea, estatal, y por tanto la de Navarra, nos encontramos que si se considera el valor objetivo establecido por dicha normativa -más laxo que la recomendación de la OMS-, y en base a los sensores establecidos en nuestra comunidad, no habría población que haya superado el objetivo legal para la protección de la salud en el último período estudiado (1 de enero y 30 de septiembre de 2019 ).
En quinto lugar, cabe decir que, aunque la ley obliga a elaborar planes de mejora de calidad del aire contra el ozono, muchas comunidades afectadas, como Madrid, Murcia, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Andalucía, Aragón, Baleares, País Valenciano, Catalunya, País Vasco y la misma Navarra no lo han elaborado. Hasta ahora, se ha argumentado desde diversas comunidades autónomas que están a la espera de que el Gobierno español elabore un Plan Nacional de Ozono Troposférico con el que se comprometió hace años, pero que nunca llega.
En resumen, estamos ante un tipo de contaminación de la que existe poca información, a diferencia de otros contaminantes, a pesar de ser el contaminante más extendido y el tercero más perjudicial para la salud -por detrás de las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno-. En este sentido, es fundamental elaborar planes de mejora de calidad del aire contra el ozono, comenzando por el propio Gobierno español, ya que debe abordarse desde una perspectiva global, y siguiendo por las comunidades autónomas, entre ellas Navarra. Para reducir los niveles de ozono es necesario disminuir las emisiones de gases precursores: óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles, benceno, etcétera, a través de la reducción del tráfico motorizado, adoptar mejores técnicas industriales, el ahorro y la eficiencia energética y penalizar los vehículos diésel.
El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente