Al ser fundado por ministros franquistas, el PP es intransigente. Cuando gobierna, nunca acuerda, impone. Y cuando está en la oposición jamás pacta, aunque finja hacerlo para hacer perder el tiempo y debilitar al Gobierno. Así ocurrió, en lo que hubiese sido un convenio crucial para luchar contra el abandono escolar mediante la inversión y refuerzo del profesorado, con la ley de educación que pretendió promulgar el ministro Gabilondo. Pero el PP, sabedor de lo propicias que le eran las encuestas para las elecciones que se avecinaban, tras semanas de arduas negociaciones y cuando todo estaba hablado y a punto de firmarse con el consenso de la comunidad educativa, en un lance maquiavélico de consumado tahúr, decidió retirarse del acuerdo en el último minuto con absurdos argumentos con vistas a imponer su propia ley.El PP, tal y como los sondeos vaticinaban ganó los comicios por mayoría absoluta, y tal y como se temía impuso en 2013 la Ley Wert sin negociar con nadie y solo con sus votos.