a huele a verano y vacación escolar. Debe de ser algo muy saludable pues cada vez son más los sectores que se apuntan a este calendario. Terminan las clases, culmina el proceso de evaluación continua con las calificaciones finales y los colegios redactan la Memoria final anual. Este es el documento en el que quedan reflejados los resultados de todo lo realizado y se explican las razones de lo no cumplido. A partir de él se planifica y redacta la programación del curso siguiente. Es momento difícil para el profesorado, porque llega cansado y necesitado de desconexión, pero el buen profesional de la enseñanza sabe que su grado de tranquilidad en la incorporación a las aulas el 1 de septiembre depende de este esfuerzo final en junio.

La pandemia vírica ha marcado el curso que acaba. Los criterios y protocolos sanitarios para su superación han sido determinantes. Han sido 10 meses plagados de confinamientos parciales de escolares. La presencialidad, sin embargo, ha sido un acierto. Y todo gracias al esfuerzo colectivo, de arriba a abajo y transversalmente. Ha estado muy claro el papel de cada sector en el éxito escolar. En líneas generales la calificación es alta para todos.

Quiero destacar el adecuado comportamiento de gobierno y oposición. Los momentos más difíciles fueron superados con mesura y cordura. Hubo que retocar cosas y los socios de Gobierno han cumplido con su compromiso de lealtad institucional. No hay cheque en blanco para el consejero Gimeno, pero cuando ha tendido la mano ha encontrado la respuesta adecuada. Había esperanza y confianza en el PSN-PSOE, que en el verano de 2019 se ocupaba de la cartera de Educación tras 23 años de banquillo. Es satisfactorio que el PSN mantenga las riendas, acuerdo programático, del Gobierno. El curso 19-20 había sido programado por el Gobierno anterior y el legado recibido por Carlos Gimeno no fue de fácil gestión en temas clave. No me refiero sólo al Programa Skolae, o al PAI, o al Mapa escolar, temas que algunos medios de comunicación gustan airear dando cancha a los disidentes sin promover un verdadero debate en vivo y en directo.

Durante este curso se ha aprobado la LOMLOE. El Estado nos recuerda a las Comunidades Autónomas que autogobierno sí pero....¡ojo!. Así que la gestión del curso que ahora se cierra viene marcada por las líneas maestras de un sistema educativo socialista. Un sistema para todos, sin exclusiones, sin privilegios, sin desajustes liberales de talantes diferentes y bien conocidos en nuestra Navarra. La diversidad como riqueza queda muy bien sobre el papel, pero la CE de 1978 compromete al Gobierno de turno en el derecho y deber de ordenar, planificar y gestionar el sistema educativo.

Aceptando ese 75% de cumplimiento del Acuerdo Programático que el consejero Carlos Gimeno ha aireado en su rueda de prensa de fin de curso, quiero remarcar los puntos calientes que el Gobierno deberá afrontar en los dos años que restan de legislatura si quiere seguir contando con el voto de los ciudadanos. Un esfuerzo de pacto para una Navarra en la que quepamos todos, sintiéndonos cómodos e ilusionados en la mejor convivencia en paz. Salvado dignamente el curso en lo urgente, en septiembre tenemos que seguir trabajando en lo importante:

1.- ¿Qué significa autonomía de un centro escolar? Horario. Programas educativos a implantar. Forma de acceso del personal docente. Financiación con dinero público, etc.

2.- ¿Para cuándo una EvAU justa? No depende de Navarra sino del Gobierno de España. Sacar del Ministerio de Educación a las Universidades no ha servido.

3.- ¿Qué significa respeto y atención a la diversidad? Educación diferenciada. Aulas ENCLAVE. Docencia compartida, etc.

4.- ¿Se debe preservar a dia de hoy el pacto entre UPN y PSN de los años 80 sobre el equilibrio: 60% red pública, 40% red privada concertada?

5.- ¿Sus señorías van a trabajar para alcanzar un acuerdo de mínimos que se plasmen en una Ley foral de Educación para décadas?

El Consejo Escolar de Navarra, por su parte, sabia y discretamente presidido por Manuel Martín, aprobará en el Pleno del dia 23 de junio el documento de bases para un Acuerdo político y social por la Educación. Con la educación y la enseñanza como objetivos prioritarios este verano la izquierda va a seguir trabajando. Batzarre y Podemos Ahal Dugu ya están en ello. El 23 de octubre es fecha clave. IU tendrá la palabra para consolidar el espacio de encuentro programático que conduzca a una acción conjunta de apoyo crítico y leal al Gobierno de coalición. En la calle lo esperan decenas de miles de personas.

El autor es profesor jubilado