o hace falta que nos lo digan los grandes analistas, basta con darte una vuelta por el mercado o revisar las últimas facturas de la luz para constatar el encarecimiento de la vida en estos últimos meses y más en las últimas semanas. Los precios han subido de manera generalizada, los de alimentos básicos, los no tan básicos, la energía, el combustible, la ropa, la tecnología, la hostelería, el ocio... casi todo ha subido. Un incremento de los precios que si no va de la mano de una mejora en los salarios y las condiciones laborales puede poner en una situación complicada a muchos hogares. Y no tiene pinta de que los empresarios estén por esa vía. Los problemas de la economía a lo grande siempre acaban llegando a los pequeños bolsillos. No acabamos de entenderlo pero lo padecemos. Especialmente lo sufren los más vulnerables, los que viven al límite en esa frágil línea que delimita la precariedad. Suben los precios porque se encarece la producción, porque sube la luz, porque es más cara la logística... Pero el caso es que se disparan. Y lo que está por llegar. Algunos hablan ya de un desabastecimiento, hay quien dice que mejor ir a vivir este invierno a los pueblos donde no faltará la leña para calentarse ante la previsible falta de gas o electricidad en las grandes ciudades. Ya está pasando en algunos lugares del Planeta. Y cuando truena, casi siempre acaba lloviendo, y lleva tiempo tronando en esta recuperación económica post pandemia. El comercio mundial lleva 20 meses fuera de juego. Como ejemplo, las fábricas de coches, de las que tanto dependemos, están dejando de producir porque no llegan las piezas, y comprar un coche hoy supone una espera de meses, lo que detrae al consumidor y paraliza el mercado. Estamos a las puertas del momento más consumista del año, con la campaña de Navidad y el Black Friday y hay nerviosismo en los mercados por la posible falta de muchos de los productos que la gente demanda en esas fechas, como los juguetes que quizá no llegen nunca de China ¿Un freno obligado al consumo desmedido como otra consecuencia más del covid? Dicen que en estos meses se ha ahorrado más, pero no se acaba de gastar ese dinero o puede que se gaste comprando algo que nunca llegará por los atascos en la cadena de distribución. No suena nada bien este momento post pandemia. Será que algo tiene que cambiar en esta sociedad demasiado consumista, que no podemos tenerlo todo o que quizás ya tenemos demasiado. Otro aviso, y van unos cuantos.

Estamos a las puertas del momento más consumista del año y hay nerviosismo en los mercados por la posible falta de muchos de los productos que la gente demanda