ues la verdad les digo que me resulta bastante indiferente cuando no pintoresco y muy propio del país que el inviolable senior ande chapoteando por Galicia y mañana vaya a ser recibido por su hijo, el inviolable junior. Total, qué más da ya. No es lo básico, a mí a estas alturas del engaño me da igual que paste en Abu Dabi, que aquí o donde le surja. El problema real -con perdón- es que vas a la Wikipedia, buscas España, miras a la derecha y en el apartado Forma de gobierno pone: Monarquía parlamentaria. Ése y no otro es el drama. Ése y no otro es el motivo suficiente como para vivir enfadado de vivir en este país, lleno de Carlos Herreras, pititas y comemiembros de la familia real y de la realeza en general y gente cuyo único slogan es “total para que sea presidente de la República un piojoso de Podemos mejor esto”. Un argumento de jardín de infancia a favor de un sistema medieval, arcaico, inaudito en una democracia y propio de sociedades humanas enfermas. Hay que tener una tara seria para defender que haya una figura elevada por encima del común de los mortales y que esa condición sirva para transmitirla a sus descendientes y todo esto. Una tara seria. No lo diré más veces porque es perfectamente comprensible. A partir de ahí, esa tara se transmite e inocula en toda la sociedad y se teje toda una maraña de poder, intereses, influencias, medios a tu servicio y de la institución que calan en los cerebros enfermos y hacen que tenga mis serias dudas de que si mañana se celebrase un referéndum monarquía o república no fuese a ganar la monarquía, fíjese bien, vistas cómo las gasta este país. No se celebrará, claro, puesto que el inviolable junior tiene su ego y no va a caer tan bajo como por otra parte no ha caído ninguno de su calaña jamás. Qué más da que haya venido. El problema es que están donde están. Y que muchos les aplauden.