oy es día de escalera, sanferminera claro. Y quizás no sea un buen día para preguntarse nada. Como Greta Garbo que, tras años retirada del cine se sometió a una entrevista y cuando la periodista le dijo: «Me pregunto...» Garbo le contestó «para qué preguntarse nada» y se levantó y se fue. Así que por emular a la periodista, me pregunto.

Hace 15 días un demoledor informe de Oxfam Intermón decía cosas que te atragantaban la comodidad, como que 573 personas se convirtieron en milmillonarias durante la pandemia. Una cada 30 horas. Ya ven que algunos no pierden el tiempo. O que 263 millones de personas se verán sumidas en la pobreza extrema en 2022. Casi un millón de personas cada 33 horas. Para estas el tiempo es un agujero negro, una manada de días iguales sin más fin que levantarse y sobrevivir. Y otra cifra más que nos la pela por su escandalosa banalización: hay 20 milmillonarios más ricos aún cuya riqueza supera el PIB de todos los países de África subsahariana juntos. Esa gente es la que piensa, como H. Lawrence, que «tenemos que vivir, no importa cuantos cielos hayan caído».

Dice el informe que la desigualdad, que ya era extrema antes del virus, ha alcanzado ahora niveles sin precedentes. Y es que nada desquicia más que no saber qué hacer con la tragedia ajena. Pero algo sabemos. Y no depende de la solidaridad individual o privada, sino de una radical ruptura con el marco capitalista. Sí, lo sé, suena a mantra pleistocénico. A izquierda nostálgica. Vale, pero no hacerlo nos lleva a nuevos informes en los que los pobres y los muy ricos ya no miden su gracia o su desgracia en bienes o ingresos, sino en las horas que tardan en caer por el desagüe de la historia o aumentar los ceros de sus cuentas.

Hoy es día de escalera. Estamos a estas de otro mantra: «Los viviremos», así que estamos en orden con el destino. Como Greta Garbo.”