Dicen que del roce nace el cariño. No siempre, claro, porque a veces lo que pasa es que saltan chispas. De todas formas, aunque del roce no siempre nazca el cariño, lo que sí es cierto es que el cariño casi siempre nace del roce. Por si la cabeza ya os empieza a dar vueltas, un ejemplo: qué diferente es hablar de los inmigrantes, así en general, sin distinguir ni siquiera de dónde vienen, o ponerles una cara, un nombre y una historia. Esto es, ver a la persona que hay detrás de la etiqueta de inmigrante. El contacto personal es la mejor manera de acabar con los prejuicios, pero lo que pasa es que no nos mezclamos mucho. Más bien nada. Por eso son especialmente interesantes iniciativas como el festival de teatro Teatrodix, que han organizado en torno al Paris 365 y que este año tratará de interculturalidad, convivencia en la diversidad y migraciones o el Mundialito Antirracista que se celebró el sábado pasado en la Biurdana. Más de 300 personas participaron en partidos de fútbol y baloncesto en equipos mixtos, tanto de género como de origen, en una jornada plagada de buenas actuaciones musicales. Además, la propuesta incluía que cada equipo quedara otro día para hacer una cena con el fin de conocerse mejor y hacer nuevas amistades. Esto me trae a la mente una antigua costumbre salacenca, el urruxkide. Hace unos días se celebró esta fiesta que reúne a todos los vecinos del valle, pero antiguamente tenía un objetivo más concreto: en cada pueblo se metían las llaves de todas las casas en un zacuto y se sacaban de dos en dos, de forma que las casas emparejadas tenían que hacer una comida en común. Una buena manera de romper con silencios y viejas rencillas y hacer nuevos planes de futuro, sin duda.