Demostración andante de que llevar un nombre y un apellido ilustre no convierte a una medianía en buen político: Su nota de despedida como calentador de una silla en la Mesa del Congreso se la dejó en bandeja al siempre ocurrente diputado de EH Bildu Oskar Matute. “Ha pasado página”, escribió en Twitter, refiriéndose a su costumbre de tomar una libraco entre las manos y ponerse de espaldas durante las intervenciones de los miembros de la coalición soberanista. Al final, el gesto se convirtió en motivo de chanza, pero nunca dejó de ser una intolerable de demostración de desprecio no solo a los representantes de Bildu sino a la democracia representativa. Habla muy mal de usted y del partido que se lo ha permitido. Hasta nunca.