Tienes que leer esto, pero, si te molesta leer, escúchame. Yo te lo susurro: mira, no te preocupes demasiado por el futuro tenebroso catastrofista ya que, si lo haces, tu alma palidecerá. Y no queremos que eso ocurra. Así que, verás. Si me lo permites, te voy a recitar los diez buenos consejos para el 2023. Uno: insultar a una madre es algo muy feo, no lo hagas. Dos: sé humilde, no pienses que, por guapo que seas, eres mejor que los demás porque te lo puedes acabar creyendo y eso intoxicaría tu ego y tampoco queremos que ocurra eso. Tres: si tienes que recoger las heces de tu animal mimado hazlo con alegría y voluntad de mejorar. Cuatro: no te quejes siempre de todo, la gente que se queja de todo es morruda y aburrida. Cinco: no dejes que nadie te impida ser agradecido, porque el agradecimiento es algo que todo el mundo agradece: parece una cosa fácil de entender, pero curiosamente no lo es. Seis: respecto a la necesidad de estar en forma y bien hidratado, no te olvides de tu cerebro, te lo digo en serio, de verdad. Siete: dicen que este año los adivinos del mundo no se atreven a hacer vaticinios, así que imagínate cómo estará la cosa, no obstante, querida, no olvides que la belleza verdadera está ahí todo el tiempo y que verla es cosa tuya. Ocho: tienes que ingerir menos porquerías del tipo que sean. Nueve: ruidosas y vociferantes creencias y opiniones religiosas y políticas saturarán los vertederos cada día, así que, ya sabes: tienes que ponerte a salvo. Y diez: puedes ser realista o romántica, eso nos da igual, pero hazles saber a tus representantes legales que no quieres que erosionen la sanidad publica en tu nombre, porque me temo que los muy cenutrios patrios quieren hacerlo. No se lo permitas. Si se lo permites, llorarás. Recuerda que estamos en año electoral y que algunos de estos tíos quieren privatizarla a la chita callando, poliki poliki.