¿Sale María Chivite disfrazada para disfrutar de los Sanfermines en la calle? Circulan por los móviles las fotos de una mujer –que aseguran es la presidenta en funciones– con larga melena rubia y ataviada con unas gafas con corazones en las lentes que le cubren los ojos y un tercio del rostro. Puede ser ella o no. Hay un viejo debate sobre la presencia (cada vez menor) de personajes populares en las fiestas. Ya no vienen los que antes venían… Los VIP, salvo alguna rara y desfasada excepción, hace tiempo que dejaron de caer por aquí; y quien lo hace se resguarda en lugares exclusivos, que los hay. Mezclarse con el gentío tiene complicaciones: sé de jugadores de Osasuna que acaban saturados de sacarse fotos o escuchar a los aficionados que tienen algún comentario que hacerles. Eso un futbolista, imagine a un político. Lo de camuflarse para pasar desapercibida ya lo hacía Yolanda Barcina, quien en 2009 aseguró en declaraciones a El País: “Me lo paso de miedo (en Sanfermines) disfrazada entre los batasunos”. Y abundaba que, vestida de rastafari, “estuvimos bajo sus pancartas, que nos llamaban asesinos”. Puede ser verdad o no. La política también tiene algo de carnaval.