Osasuna, como todo otro club pequeño o grande, paga y calla para no meterse en un lío que incluso podría cerrarle las puertas de Europa. Pero eso no cambia el hecho objetivo de que la UEFA comete una cacicada cuando le castiga por acudir a la Justicia ordinaria.
El derecho de cualquier persona o institución a defender sus intereses ante los tribunales de Justicia está en la médula de las democracias que componen la Unión Europea. Y si los clubes no pueden cambiar esta situación, sin duda sí que puede hacerlo la UE, como ya ha hecho otras veces –por ejemplo, en el caso Bosman, que acabó con el tope de contratación de futbolistas comunitarios que regía en los equipos de la UE–. Nunca está de más poner en su sitio a ese organismo con modos feudales que no solo reside en Suiza para que nadie controle sus cuentas sino que se cree por encima del derecho internacional y del derecho comunitario europeo.