Tienen que verla, es grandiosa. La película El maestro que prometió el mar narra la historia real de Antoni Benaiges, maestro republicano de una escuela rural en Burgos (Bañuelos de Bureba) que fue fusilado al inicio de la Guerra Civil. Lo más curioso es que promovió un proyecto pedagógico innovador: el método educativo de Freinet en el que cada niño o niña podía expresarse sus emociones, sueños y pensamientos a través del dibujo y la escritura, aprendían las materias básicas pero también a responsabilizarse, a cooperar, a experimentar por sí mismos. Lo hacían trabajando en equipo, escribiendo un cuaderno común.

Me encantó la historia y no sólo pensando en los malos resultados del PISA sino porque es un canto a la libertad de expresión, a una educación alejada de dogmas religiosos, políticos o morales. Fueron tiempos de pobreza e ignorancia pero quienes hoy tratan a sus adversarios políticos con tanto odio, revanchismo y con tan poco respeto, deberían volver de nuevo a la escuela y aprender a escuchar. Y entender que no hay buenos y malos, sino personas con diferentes ideas y que hay que buscar espacios de convivencia. Y que del mismo modo que una parte de la derecha procede del franquismo y de fascistas que apoyaron la represión, otra parte de la izquierda aberzale apoyó la lucha armada.

Y que el presente es ahora. Pamplona no se vende es una alegato guerracivilista que sólo busca volver a la confrontación y el apartheid. UPN nos recuerda a los mismos que ahora critican en los años en los que tomaban las calles haciendo uso de la violencia física, ahora verbal.