Joven ahora mismo en estado vegetativo por una descomunal paliza que recibió hace año y medio en Amorebieta: Tras la primera jornada del juicio a algunos de sus presuntos agresores, tengo que morderme las teclas. Su imagen, la de un veinteañero convertido en guiñapo que jamás volverá a tener ni remotamente una vida normal, junto a su madre coraje al pie de una cama, me encabrita hasta ese punto en el que sé que debo contar hasta un millón para no escribir lo que realmente siento. Malamente, me consuela pensar que muy buena parte de quienes leen estas líneas comparten mi infinita irritación y saben de qué va la vaina. Nada le devolverá una existencia normal, así que solo espero que se haga justicia con quienes lo redujeron a lo que vemos en las tremendas fotografías. Y con sus muy progres cómplices, claro.