Puede parecer una cuestión irrelevante, pero pregúntale tú al propietario de un perro (u otro animal) si lo que rodea a su querido compañero le resulta o no importante. La cuestión es que UPN ha presentado esta semana una moción en la Asamblea de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona para estudiar permitir que estas mascotas con correa y bozal accedan al bus, sin trasportín.
Hasta hace pocos años, sólo entraban en la villavesa los perros guías y, al tiempo, empezamos a ver gatos en sus jaulas. En la actualidad, podemos toparnos con chuchos en restaurantes y compartir espacio con ellos en ascensores públicos y tiendas. Seré yo, pero cada vez que veo a un perrico en un gran almacén, esperando a que su dueño deje de refitolear, me pregunto si no estaría mejor en la calle atado a una farola, como se hacía antes. No digo que sí; pero de compras en un inmueble, tampoco. Volviendo a la iniciativa regionalista, ésta fue tildada de populista por otros portavoces de la mancomunidad, quienes se preguntaron qué pasaría si un autobús va a tope y cuál debiera ser el número máximo de animales por vehículo. No lo sé, si bien es cierto que una veintena de ciudades del Estado aceptan ya en sus buses urbanos a los perros con correa y bozal. Imagino que acabaremos viéndolo por aquí…