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Isla Busura

Maite Esparza

Cartas de amor

Cartas de amorCEDIDA

Una alfombra de tierra rojiza se desenrolla pendiente abajo hasta el azul atlántico bajo un cielo que, sin saberlo, se acerca al añil que se inventó Yves Klein. No hace falta que el cielo lo sepa. Tampoco que las casas de dos plantas que flanquean la lengua terrosa sean conscientes de su blancura y de que si quisieran podrían dejarnos ciegos. Su luz hiere pero también irradia frescura y pulcritud y habla de la dignidad que esconde lo pequeño bien hecho. Hay un hombre que ha tratado a la puerta de su casa como a una página y ha conjurado su silencio con unas líneas y unas curvas, un pincel y un tarro de tinta de calamar. Además de este hombre hay un buzón.

Una ranura rectangular se abre en esa página que nunca abandonó su condición de puerta. Sobre él ha escrito cuatro palabras, SÓLO CARTAS DE AMOR. Y así ha sido. Nada más ha entrado por esa boca. El cuerpo de este hombre sabe mucho y está lleno hasta los ojos de un alma que destella con al menos la misma luz que la pared de su casa. Este hombre ha reconvertido al cartero comercial en emisario y ha conseguido que durante diez años portara centenas y millares de sobres con páginas escritas a mano que harían estallar a cualquier muerto andante de un disparo en el corazón.

Hace un año que el hombre del pincel murió. Su hija ha trasladado el buzón a Instagram. Ahí sigue recibiendo cartas de amor. La que te escribe un compañero de trabajo con el que lo compartes casi todo, y que es un dibujo, y después un relato. La que te envía alguien que sube al autobús en la parada siguiente a la tuya y te absorbe con los ojos durante catorce minutos cada día mientras tú lees y verdaderamente no te das cuenta de cuánto y cómo te mira. La que imagina la chica que a los 13 años aún no sabe a quién amará pero sí que querrá escribirte una carta.

El buzón, la puerta y la casa los encontrarás en Santa Cruz de la Palma. La isla se llama y es bonita. Quien inyectó poesía a la realidad y después ya se marchó fue Ángel Greses. Y aquí está mi carta de amor.