Mirar las estrellas, contemplar la luna llena, descubrir planetas y constelaciones, capturar estrellas fugaces... dejar que la vista se pierda por las alturas es algo placentero siempre. Relaja mirar el cielo para tratar de ver en él lo que nos cuenta o simplemente contemplar algo lejano. Iruña lleva años teniendo un cielo doble, el que cada atardecer se asoma cuando cae la noche y el que se esconde en la cúpula del Planetario, un lugar único, referente en el Estado.
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Pero desde esta semana el cielo de Pamplona brilla menos. El incendio de este icónico espacio cultural nos ha dejado sin estrellas. El fuego arrasó la cúpula y la sala de proyecciones con todo su equipamiento dejando el cielo a oscuras. Se ha llevado por delante la joya de la corona de este enclave, la Sala Tornamira que lo hacia diferente, por la que han pasado miles de personas en estos ya 31 años de vida planetaria, casi los mismos que tiene DIARIO DE NOTICIAS. Los dos proyectos han crecido juntos y han recorrido las distintas décadas con subidas y bajadas. Quizás por eso hemos tenido especial cercanía y el Planetario siempre ha tenido su sitio en estas páginas y noticias. Y allí hemos hecho amigas.
Y por eso duele más ver ahora su cierre forzado por las circunstancias. Desde Cultura aseguran que se reconstruirá la sala de la torre, aunque es difícil aventurar plazos y presupuestos, y se retomará la actividad que en ella se desarrolla, proyecciones con vistas al firmamento que solo se pueden llevar a cabo allí. Lo cierto es que el Planetario no vivía su mejor etapa, lleva tiempo en tierra de nadie, inmerso en un proceso de reflexión y se enfrenta a las consecuencias de este incendio en un momento de cambio e incertidumbre. Justo hace unos meses, el director que lo puso en marcha, Javier Armentia, dejaba de serlo después de más de 30 años al frente y el espacio quedaba bajo la dirección de NICDO. Poco se sabía desde entonces de los nuevos aires que va a tomar esta dotación cultural. Y ahora, el fuego será el que condicione lo que quiera que vaya a ser. Dice la consejera de Cultura que el futuro del Planetario se decidirá entre la magnitud de los daños del incendio y el proceso de reflexión ya iniciado. Tiene que renacer de sus propias cenizas. Otra cosa será en que se convertirá el edificio, si seguirá o no siendo lo que ha sido. De momento se ha quedado a oscuras, sin estrellas, como un cielo en noche cerrada.