Todo empate tiene tantas lecturas que no sabes con cual quedarte. Si consolarte con eso de que cuando no se puede ganar es importante empatar; si considerarlo una víctima colateral de la gran victoria copera en San Mamés; o si comenzar a preocuparte de verdad, porque ya son ocho jornadas ligueras sin ganar y los de abajo están espabilando.
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Aunque dicen los estadísticos del fútbol que la Liga va camino de una permanencia de 39 puntos, es decir, un punto más que jornadas, y eso da tranquilidad porque ahí lleva Osasuna un +6 gracias a haber llenado el granero en la primera vuelta.
Pero asusta un poco ver que de repente todo le cuesta al equipo en esta competición. Comienza a ser ya importante cantar una victoria liguera. Como bálsamo, como convicción de que se puede y como esperanza de acabar la temporada mirando hacia arriba –anda la Liga tan rara que Europa está a solo 4 o quizás 2 puntos– y no hacia abajo.