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A la contra

Jorge Nagore

Fin de mes

Fin de mes

Leo que somos 688.000 navarras y navarros, el 1,4% de España, el 0,09% de Europa y el 0,008% de la Tierra. Tirando a poca cosa. Y eso sin contar la gente que tendrá contabilizada Iker Jiménez y que estará sin empadronar, porque no les sale a cuenta. Bueno, el caso es que leo además y, ya en serio, que un 37,6% de las familias navarras –lo que supone 260.000 personas– llegan con dificultades a final de mes, cuando en 2019 ese porcentaje era del 28,5%.

Esto es, en 5 años, según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, hay 9 puntos porcentuales más de personas con o mucha dificultad –el 5,5%–, con dificultad –el 10,3%– o con cierta dificultad –el 21,8%–. Ese incremento de nueve puntos supone 62.000 personas más que viven en casas que llegan a fin de mes por los pelos, debido a la inflación, el aumento de las hipotecas –y eso que, como se vive con hipotecas a 30, 35 o 40 años, las cuotas no son tan altas como a finales de siglo pasado– y los alquileres y el menor incremento de los salarios.

Y eso a pesar de que se han elevado ayudas y prestaciones. Simplemente, vivir se ha encarecido una barbaridad en Navarra en estos cinco años, al igual que en otras partes, y la capacidad económica de muchas personas pese a tener trabajo sencillamente no da para afrontar los gastos básicos y, cuando da, tiene que ser haciendo equilibrismos, quitando de aquí, moviendo allá y, por supuesto, prescindiendo de muchas cosas, servicios o actividades.

Es cierto que ese 5,5% que llega con mucha dificultad es el más bajo de España y que el 37,6% es el tercero más bajo, pero la realidad es obvia: el incremento de personas con dificultades ha crecido y no poco en estos cinco años. Al final, somos nada a nivel mundial, pero cada persona que pasa problemas supone un mundo y gobierno y administraciones tienen que dejarse el alma para que esas cifras bajen.