“Son muy educados, saludan a todo el mundo pero no interactúan con nadie”, aseguran vecinos del Valle de Yerri. Me resulta difícil de digerir que una fundación religiosa presuntamente católica -que no lo es- y con tintes de secta ultra haya ganado tantos adeptos en Navarra. Algo tendremos para que este tipo de proselitismo avance tan deprisa. Hablo de la Fundación Maestro Ávila, una entidad opaca con vínculos con las monjas clarisas herejes de Belorado y con el empresario Camilo Menéndez Piñar, nieto de Blas Pilar de Fuerza Nueva y de un militar que participó en el 23-F.
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La parte religiosa tiene tela (sacerdotes excomulgados y postulados puristas hasta los años 60) pero la lectura social es más preocupante. En Tierra Estella han comprado casas viejas en pequeños pueblos donde pasan desapercibidos. Dinero tienen -dicen que donaciones de benefactores- porque se hicieron con una vivienda en Arguiñano que transformaron en colegio y adquirieron (700.000 euros) el internado de Andéraz.
Un sacerdote excomulgado que no reconoce al Papa, el líder de la secta religiosa ultra que se expande por Navarra
Se les conoce como los Faldas largas por la indumentaria de las mujeres a la que, por cierto, muchos vecinos aseguran que no tienen en cuenta. Viviendas que consiguen por poco dinero y así van colonizando territorio.
Además, tienen muchos hijos. En Arguiñano hay más de 30 niños y niñas que están escolarizados no sabemos en base a qué programa y con qué objetivos y controles. “Que va a pasar con estos niños que viven en una burbuja cuando sean adolescentes? ¿Que futuro le espera a Yerri y Guesálaz? ¿Qué intereses ideológicos, políticos, económicos o inmobiliarios hay detrás?