He actuado como representante de una asociación con sede en Madrid que agrupa a diferentes editoriales para conseguir que el Ayuntamiento de Pamplona nos atendiese una solicitud. Nos requirieron los estatutos, las actas constituyentes, el registro en el Ministerio del Interior y el CIF, y toda esta documentación la entregamos en el plazo establecido. La idea era promocionar la obra poética en su ciudad de un escritor cuya narrativa breve ya está reconocida.
Transcurridos más de nueve meses, no hemos podido conseguir del área de Cultura nada más que un pertinaz silencio administrativo desestimatorio. Hemos solicitado un certificado de silencio administrativo, algo a lo que la Administración está obligada, y se han negado a expedírnoslo. Hemos recurrido el silencio administrativo y nos han contestado con la llamada represión por doble silencio administrativo.
En todo este tiempo solamente se han puesto en contacto con nosotros para poner en duda los currículos aportados, cuando la obligación de la Administración es la de requerir toda aquella documentación que satisfaga sus dudas. Ahora dicen que se ha perdido la solicitud inicial.
Definitivamente, el área de Cultura del Ayuntamiento de Pamplona no cumple con la Ley de Procedimiento Administrativo vigente y no reconoce el derecho de petición ni a la ciudadanía ni a las asociaciones legal y legítimamente constituidas, pues no hace caso a su obligación de resolver y desatiende las solicitudes formalmente presentadas. La inevitable conclusión es que presentaron la candidatura a la capitalidad de la cultura europea únicamente para favorecer los intereses de sus amistades, familiares y favoritos.