Cautivadora. Así es como yo definiría la última película del pamplonés Mikel Ardanaz, Flores Silvestres, la cual narra la historia de una joven mozambiqueña que trata de salvar la vida de su madre, enferma de sida, por medio del teatro.

Con esta carta no pretendo convencer a nadie de nada, ni mucho menos. Únicamente he de confesar que ahora he aprendido a valorar todo aquello de lo que dispongo, y es que es triste pero cierto: sólo nos damos cuenta de lo que poseemos cuando ya lo hemos perdido. Y desgraciadamente, tal y como Flores silvestres hace ver, lo que perdemos no tiene por qué regresar a nosotros.

Pero, ¿somos realmente conscientes de lo que tenemos? Flores silvestres es una película que contrasta el deseo y la esperanza con el cansancio y la fatiga. Una película que muestra una visión realista de lo que hoy en día ocurre en el Tercer mundo. Una película con momentos negativos y momentos positivos. Una película por y para todos.