AÑO 2012.Un día cualquiera, un lugar indiferente, una familia de clase media, el padre trabajador en un empresa; la madre, además de sus labores domésticas, contribuye al erario familiar con las limpiezas de portales y un número determinado de pisos. Los hijos entre la Secundaria y el Bachillerato dos mozalbetes pero buenos estudiantes.

No son familia de lujo ni de caprichos excesivos sino al contrario son una familia muy mirada que controla todos sus gastos para estar al día y poder alcanzar unos pequeños ahorrillos para imprevistos y situaciones que da la vida por sorpresa.

Esta familia y muchas como ella han oído hablar de la crisis, de los recortes, de las congelaciones, para ellos esas palabras son la vida cotidiana, saben de crisis porque no salen nunca de ella, aún recuerdan el móvil que compraron no hace muchos años y del que han tenido que prescindir pues pensaban que les iba a solucionar el poder controlar a los hijos cuando salen por la noche y resulta que lo único que han conseguido es desbordar el presupuesto mensual. También saben mucho de recortes, pues ella, la madre, es muy manitas y debe recortar pantalones, camisas y otras prendas para que sirvan de padres a hijos. No digamos nada de congelaciones, pues es de lo que más entienden, compran en verano alimentos, langostinos, solomillo, cuando los precios están asequibles y guardan para las fiestas navideñas.

Ésta es una familia como cualquier otra, educada, respetuosa, muy bien considerada entre sus vecinos, nunca se han pringado en nada, han vivido de su trabajo, ríen y se divierten como otras familias ante la caja tonta, la televisión.

Fue a través de la televisión, el otro día, como se enteró el padre de familia que "la empresa multinacional en la que trabajaba ha hecho suspensión de pagos y ha salido del país".

Estaban cenando la tortilla de patatas y la ensalada correspondiente, se les heló la mirada, se quedaron mudos, se miraron unos a otros, los hijos querían preguntar, pero viendo la cara del padre, no se atrevían, sólo se les ocurrió cambiar de canales para ver si la noticia se repetía otra vez o era un simple espejismo, o quizás era el Día de los Inocentes.

Inocentes eran ellos, no había vuelta atrás. La noticia, era cantada y repetida por todos los canales de televisión como se cantaba la lotería de Navidad el día 22 de diciembre.

A ellos, en ese preciso instante les acababa de tocar el pleno de la lotería o, por lo menos, de reintegro les quedaba el desempleo del padre, las escaleras y portales de la madre y eso sí, una buena educación para poder soportar con elegancia la nueva situación que estas Navidades les había llamado a la puerta como regalo de Reyes Magos.

Los pensamientos de padre y madre sentados frente a sus hijos acompañaron el reportaje televisivo que en aquellos momentos resumía los momentos más importantes del año 2011, la mayoría absoluta del PP, aquel que prometió en campaña no subir los impuestos y cuando controla el poder defrauda y sube el IVA, el IBI y el IRPF. El fin de terrorismo de ETA. Los negocios del señor Iñaki Urdangarin, los mensajes navideños del Rey, del presidente del Gobierno Vasco, llenos de soflamas que no dicen nada, pura palabrería.

Eran tan grandes los problemas económicos, sociales y políticos que se estaban presentando por las televisiones que lo suyo era una pura menudencia, así nos va por la educación recibida.

Juan Carlos Audikana Hueda