El caso Uribetxebarria ha sido muy esclarecedor: en la cuestión vasca, a buena parte de la sociedad española la normalización política y la justicia se las trae floja, lo único que la satisface es la venganza pura y dura, y cuanto más cruel, mejor.
Y esto es muy preocupante. En una sociedad donde la venganza se impone a la racionalidad, el peligro de que la violencia se adueñe de la misma es inmenso: difícilmente las víctimas y los verdugos se pondrán de acuerdo sobre la naturaleza de las ofensas sufridas por unos e infringidas por otros. Es más, rara vez alguna de las partes dejará de sentirse más víctima que verdugo. Esto, entre otras cosas, puede crear un sentimiento de injusticia tal entre los destinatarios de la venganza de los otros que, tarde o temprano, volverá a generar más violencia.
Pero quizá sea de esto de lo que se trate. Quizá lo que los sectores más nacionalistas y conservadores de la sociedad española busquen sea precisamente reavivar lo que en un tiempo llamaron la guerra del norte. Al fin y al cabo, todos sabemos que este contencioso, además de generar dolor, también ha reportado grandes beneficios políticos y, en no pocos casos económicos a la derecha mediática y política de España.
Pero volvamos a la venganza. La venganza es un sentimiento primario que consiste en complacerse con el dolor de aquel que antes nos lo ha infligido a nosotros. Es, pues, un sentimiento muy humano y comprensible en el caso de las víctimas directas de ese dolor, pero es también un sentimiento perverso, ya que no busca la erradicación del dolor, sino su permanencia. Y no, no se trata de justicia. La venganza es arbitraria y no mide con la misma vara unas ofensas y otras (no he oído a ningún representante de asociaciones de víctimas del terrorismo reclamar, por ejemplo, la vuelta a prisión de Rodríguez Galindo, excarcelado por "problemas de salud", creo que bastante más leves que los de Uribetxebarria). Debería pues quedar al margen de cualquier legislación con vocación de buscar la racionalidad y el bien común.
Y, si de justicia se trata (reconozco que el término me resulta extremadamente indefinido), habrá que decir que Uribetxebarria y sus compañeros de militancia no son los únicos responsables de la violencia que ha sufrido este país. (...) Ya sé que la venganza es muy popular y tiene muchos adeptos. Pero, ¡qué irracional, injusta y mala consejera es!