En el periódico del viernes 19 de julio aparece una nota en la que el sindicato LAB denuncia la muerte de un menor en el centro de acogida de Ilundáin y en la que dice, entre otras cosas, que a pesar de las explicaciones de los responsables del centro el hecho no es inevitable y es fruto de la política de los servicios sociales.

Ante un hecho trágico como este, los primeros en sentir dolor serán los trabajadores del centro de acogida, que hacen un trabajo dificilísimo y en el que el centro Ilundáin ha sido pionero. No son perfectos, como no lo somos ninguno, pero estoy seguro de que lo hacen de la mejor forma posible.

¿Qué datos tiene LAB para decir que este hecho no es inevitable? ¿Estaban miembros de este sindicato atendiendo a este joven? ¿Propusieron otras medidas? ¿Dieron alguna alternativa para este caso en concreto? ¿O se trata solo de teorizar? En este último caso estaremos mezclando la justa reivindicación de un servicio público de calidad con opiniones frívolas y superficiales.

Creo que la Fundación Ilundáin se ha ganado a pulso el respeto de la sociedad, creando alternativas donde antes no las había. LAB también podría crear un servicio de acogida, trabajar con jóvenes en situación de dificultad, etcétera. Y así, en la práctica, demostrar cómo se puede hacer esto mejor.

Como bien dice el refrán: "No es lo mismo predicar que dar trigo".