Mis amigos catalanes Vinta y Cesc consideraron que no tienen motivo para celebrar estas fiestas tan entrañables y decidieron participar en la vigilia encerrándose en Montserrat acompañando a sus líderes presos en Lledoners en huelga de hambre en protesta por las injustas acusaciones que les imputa la justicia española. Desde la insignificancia que supone que desde Euskal Herria se les envíe un testimonio de ánimo y admiración por la dignidad consecuente de su actuación apoyando con su solidaridad y afecto a sus líderes políticos que están dando ejemplo al colocarse en primera fila al frente de los ciudadanos que desean ejercer sus derechos nacionales de forma democrática y pacífica, deseo hacer patente que me siento orgulloso por tener como amigos a catalanes que están soportando con tanta dignidad y coraje la presión de todo el aparato político e institucional del estado español que pretende en vano doblegarles por medio de argucias y propaganda indigna. Será imposible de quebrar la fuerza moral y las convicciones como pueblo diferente y ejemplo para los demás del mundo que buscan la libertad y solidaridad.

Vayan desde aquí nuestros respetos y afectos, junto con las disculpas por la falta de apoyo real de las instituciones vascas a la lucha inteligente, honesta y ejemplar del pueblo catalán. Creemos que la mayoría de la ciudadanía vasca no nos sentimos representados por ellas, pues en este momento crítico para Catalunya deberíamos mostrarnos solidarios con quienes en el 36 nos acogieron con generosidad.

Es el momento de mostrarles nuestra simpatía y reconocimiento, pues también los vascos anhelamos ser un pueblo libre.