Es curioso cómo va evolucionando la vida y la sociedad en los últimos tiempos, pero quizás en donde se haya producido un mayor cambio es, sin lugar a dudas, en las relaciones de pareja, porque cada día son más las opciones y menos las que se consolidan. Sin embargo, hay ciertas costumbres que se mantienen y que, incluso, se magnifican, como son las despedidas de solteros, que, en muchas ocasiones hacen más ruido que las propias bodas, porque lo que gente joven lo que quiere hoy día, sobre todas las cosas es fiesta, fiesta y fiesta, y después ya veremos. Y lo que ocurre, a veces, es que después de las fiestas de despedidas, no se materializan las bodas, pero eso es otra cuestión, y no de lo que quería hablar en esta carta de extensión limitada. Lo que quería decir es una idea que se me ha ocurrido, divertida pero algo maliciosa, que tiene que ver con las despedidas, pero en este caso, no me refiero a las despedidas de solteros, sino a las despedidas de casados porque, en la época que nos ha tocado vivir duran tan poco los matrimonios y son tantas las parejas que se separan al poco de casarse, que podría montarse toda una industria de despedidas de casados si se pusiera de moda esta nueva clase de fiesta.