El pasado día 8 de agosto se celebró el Día Internacional del Orgasmo Femenino. Cuando hablamos del orgasmo nos referimos al punto máximo de placer, sensaciones y liberación que recorren nuestro cuerpo como un relámpago. Esta celebración nació en Esperantina, Brasil, cuando en un estudio realizado por la Universidad Federal de Piauí, se descubrió que el 28% de las mujeres de esa región tenían dificultades para lograr el orgasmo. Uno de los objetivos de este día es poder hablar de los beneficios del orgasmo, del cuerpo y de la sexualidad femenina sin tabúes.

La sexualidad es una dimensión que abarca todo nuestro ser y se da en todo el ciclo vital. La sexualidad femenina sigue siendo un tabú social en muchas partes y culturas del mundo. Se ha dejado en manos de los hombres y se ha centrado en las relaciones coitales, inhibiendo el deseo sexual y experimentación de las mujeres sobre su propio cuerpo, desestimando aquellas prácticas sexuales que nos hacen disfrutar. Sin embargo, este día ha ido ganando cada vez más popularidad debido a los mitos que se han descubierto sobre la sexualidad femenina y a los múltiples beneficios que ofrece un orgasmo como son: la relajación y la conciliación del sueño, reducir los dolores de regla, disminución de situaciones de estrés y depresión, la segregación de serotonina y la liberación de oxitocina y dopamina, las hormonas de la felicidad.

La sexualidad de las mujeres es únicamente de ellas y debe ser, en todos los casos, una fuente de placer, disfrute y bienestar de forma integral. Está demostrado que la mayoría de las mujeres logran el orgasmo a través de la estimulación clitoriana y no tanto vaginal, como se ha hecho creer. De hecho, el clítoris es la única parte del cuerpo que sólo tiene la función de proporcionar placer.

Por eso, es importante que las mujeres practiquen el autoerotismo y autoplacer. Al experimentar nuestro cuerpo se conocen las capacidades y limitaciones que tenemos, qué nos gusta y qué no, y mejoran la imaginación y las fantasías sexuales, que son el motor del deseo sexual. Nos conocemos, expresamos, encontramos y aceptamos, es decir, nos empoderamos. Abrazamos nuestro cuerpo, experimentamos placer, pensamientos, sensaciones y emociones que mejoran el estado de ánimo y aumentan la autoestima y la confianza personal.

Las mujeres y demás personas con vulva también tenemos derecho a vivir una sexualidad libre y segura. ¡A disfrutarlo!