Primero tengo la obligación de dar las gracias a Javier Arca Casi, exconcejal, por su escrito publicado en nuestro común DIARIO DE NOTICIAS el pasado 21 de agosto. Este amigo mío dice que mi escrito del pasado 13 de julio lo ha releído cuatro veces. Me dio por llorar de emoción más veces.

En ese escrito de marras me refería a cuando la nefasta Yolanda Barcina y el nefasto Simón Santamaría se pusieron de acuerdo para evitar la presencia de nuestra ikurriña en plena plaza Consistorial. Me refiero al Chupinazo del 2010. Una botella de cristal lanzada por una calamidad de persona dio de lleno en la cabeza de un madrileño, dejándole malherido hasta el punto de que tiene dificultades para hablar como Dios manda. Creo que la tal Barcina de marras ya aclaró que la botella no iba dirigida a él. Supongo que jamás volverá a las fiestas de San Fermín. Calculo que este muchacho madrileño tendrá ahora 36 años y, encima, profesor de Literatura con dificultades para hablar como Dios manda. Aprovechando una vez más la esquina que me reserva DIARIO DE NOTICIAS, me tocó ver en la tele la situación del cristiano Franco cuidado cristianamente por los benedictinos y benedictinas de marras.

Ya que nos está costando tantos millones a españoles como no españoles, los tribunales de Justicia deberían obligar por ley a que sus herederos pagasen los gastos que se derivan, ya que la fortuna de estas gentes es inmensa hasta el fin de los siglos. Hasta la fecha ningún gobierno dice nada. El papa Francisco adoptó un cristiano silencio cuando la preguntaron por los fusilamientos franquistas. Esta es la ventaja de tener 86 años. Aunque ya me dicen que contra más sufra más cerca estaré en el reino de los cielos. Para mí el cielo es que me lean gentes como mi amigo Javier Arca Casi, al que repito de nuevo las gracias.