He sabido que los colegas del profesor Fernando Pardo van a rendirle hoy un merecido homenaje con motivo de su jubilación en la sede del Colegio de Médicos de Navarra.

Como paciente eternamente agradecida, quería aprovechar este reconocimiento para transmitirle que aquella intervención quirúrgica representó un cambio radical en mi vida, por lo que no habrá tiempo ni momentos suficientes para darle las gracias. Pero, además, quiero agradecerle en nombre de mi familia, y en el mío propio, el cariño, la sensibilidad y la cercanía con la que nos ha tratado siempre. Todavía recuerdo aquella primera consulta en la que antes de comenzar a analizar mi historial clínico me dijo: “En primer lugar, nada de llamarme doctor Pardo. Llámame, Fernando”. Y, por supuesto, mi madre no olvidará nunca el primer hombro que tuvo en el que apoyarse al salir su hija de quirófano.

Seguro que en esta nueva etapa sigue cuidando y haciendo feliz a muchísima gente. ¡Muchas gracias, Fernando, de corazón!