Dice Su Reverendísimo que los abusos sexuales no son exclusivos de la Iglesia. Pasando la pelota a la sociedad. Señor arzobispo, en la época en que se cometieron los abusos tratados en la conferencia de Civican la Iglesia estaba a la cabeza de la sociedad. Tenía un estatus privilegiado de la mano del caudillo Don Francisco Franco. El poder de la Iglesia era tal que se podía permitir tales vicios, siendo inmune a cualquier responsabilidad penal fijada por el Sacro Estado. Actualmente Su Reverendísimo ofreció ocultar una carta a una de las víctimas, hace gala usted de una gran cobardía y no vaya a ser que se mancille el estatus social que, como poder fáctico, todavía la Iglesia española trata de mantener a toda costa. DEP.