Llegan noticias constantes sobre fallecimientos de personas mayores en residencias, las medidas preventivas que tienen que adoptar los trabajadores/as y la tensión psicológica que la situación les genera.También son constantes los ofrecimientos de personas que están dispuestas a involucrarse en ayudar de diversas maneras para evitar la propagación y los consiguientes fallecimientos.Desconozco si los responsables políticos y sanitarios se han planteado la posibilidad de organizar que personas que estén dispuestas a llevarse a su casa a mayores de las residencias puedan hacerlo. Al fin y al cabo, salvo excepciones, las personas internadas en residencias tienen familiares y conocidos que seguramente estarían dispuestos a atenderlas mientras dure la situación de alarma.Respecto a los niños y niñas, me cuesta entender que los políticos hayan sido capaces de ver y preocuparles las necesidades fisiológicas de los perros y, salvo circunstancias muy especiales, no sean capaces de ver y preocuparse por las necesidades físicas y psicológicas de los niños/as a determinadas edades como para adoptar medidas necesarias y ponerlas a disposición de padres y madres.