Sin entrar en profundo análisis, que no me corresponde, Juan Carlos I es sobre todo una persona muy simpática, con un gran sentido del humor, y un gran vendedor, ya que consiguió grandes ventas para nuestro país, a países extranjeros, que ayudaron mucho al desarrollo de nuestra economía, en esto fue un gran agente comercial. En cuanto a su vida privada, no debemos entrar, y recordar el pasaje de la Biblia, cuando Jesús dice a los que iban a lapidar a la mujer adultera ¡quien se halle libre de pecado, arroje la primera piedra!, y, claro, salieron todos corriendo, que es más o menos lo que pasaría ahora. Persona muy campechana, hizo una gran amistad con un amigo de profesión hostelero, que ya se fue, a raíz de un gracioso incidente ocurrido en Baqueira Beret, que no citaré por falta de espacio. En cuanto a donativos recibidos, al revés de lo que le ocurría a Cantinflas, que en una de sus películas decía ¡uno pide y no le dan!, a nuestro rey le hacían numerosos obsequios sin necesidad de pedirlos. En lo humano será la historia quien le habrá de juzgar, y en lo divino, en la hora suprema, será Dios, como a los demás.