esde los años 60 el ejercicio de las actividades culturales, deportivas y recreativas se viene realizando en Pamplona por entidades privadas, ante la nula oferta del Gobierno de Navarra y del Ayuntamiento de Pamplona ni en inversiones ni en gestión.

Estas entidades privadas, clubes deportivos y de ocio se formaron bajo la cobertura jurídica de "entidades sin ánimo de lucro" y se desarrollaron poderosamente en todo Pamplona y comarca, sobre todo en el último cuarto de siglo.

Pero ha sido en la última década cuando la gran mayoría de ellas han dado un salto cualitativo importante invirtiendo grandes cantidades de dinero en la mejora y adaptación de sus instalaciones para conseguir cada una de ellas una gran oferta de actividades sobre todo deportivas, y compitiendo entre ellas con la mejor oferta posible para atraer el máximo número de socios.

En 2006 crean Aedona, Asociación de Entidades Deportivas y de Ocio de Navarra, que agrupa a 10 clubes con 70.000 socios.

Los presupuestos anuales ordinarios son también muy importantes, promueven actividades deportivas, equipos, bares-restaurantes, clases, etcétera.

Las inversiones, que han sido ingentes, han sido financiadas por los socios a través de derramas que cubren en el tiempo los préstamos de entidades financieras y sus intereses. ¿De cuánto estamos hablando?

La gestión es privada, basada en juntas directivas bajo un presidente elegido por asamblea de socios y con contrataciones laborales de estructuras administrativas y directivas.

¿Y los entes públicos, Gobierno, Ayuntamiento, que debieran preocuparse de ofertar estas actividades en general a la sociedad con dinero público?

No han realizado las inversiones y no han gestionado las actividades, pero tampoco las han controlado.

Han dado subvenciones.

Es decir, se ha socializado la dotación de instalaciones para el ejercicio de la actividad deportiva y de ocio con una gran parte de su coste a cargo de los 70.000 socios, con una parte menor a través de las subvenciones del Gobierno y el Ayuntamiento, aunque esta parte tampoco ha sido pequeña. ¿De cuánto estamos hablando?

¿Y quién controla la gestión y las cuentas de estas entidades?

Son entidades privadas sin ánimo de lucro, que no tienen obligación de presentar cuentas en el RM. No están obligadas a auditarse a no ser que lo indiquen sus estatutos.

Se autocontrolan.

¿Cómo? A través de los socios compromisarios que en asambleas aprueban los presupuestos, las cuentas, las inversiones y sus planes de financiación y pago. ¿Quién va a las juntas de compromisarios? Una parte pequeña de los que lo componen que a su vez son una parte pequeña de todos los socios. ¿Se imaginan? Pues esto es así.

¿Qué solución propongo?

Navarra puede y debe legislar que estas entidades tengan un estatus jurídico mercantil que:

1.- Obligue a un sistema contable común, seguramente basado en las normas contables estatales ya existentes, con idénticos criterios contables y de información.

2.- Obligue a dar una información anual a los socios igual, al menos, a la información de las entidades que están obligadas a depositar cuentas en el RM.

3.- Obligue a auditoría anual en la que profesionales auditores estampen y prueben con su firma la imagen fiel de sus balances, controlen y orienten a las estructuras administrativas en la contabilización de los movimientos económico financieros de forma adecuada.

4.- Obligue a presentar cuentas en un registro público.

Pensemos que aun con todo ello puesto en vigor, existen riesgos muy importantes, de los que en esta nuestra Navarra hemos tenido triste experiencia negativa.

Pues eso.