Hace casi 5 años este planeta de memoria feble y voraz de primicias se escandalizó con la noticia de los papeles del Panamá. Hoy, los paraísos fiscales resisten incólumes cual celtíberos en Numancia. ¿Por qué? ¿Aguardamos otra filtración que nos exaspere?En este momento la elusión fiscal practicada en estos territorios, una perversión tumoral del sistema, está acabando con la justicia social y carcome hospitales, escuelas, pensiones e infraestructuras. Y como son muchos los intereses para no tocar estos paraísos, debemos reclamar la creación de un organismo que erradique definitivamente la opacidad bancaria y obligue a tributar, en idénticas condiciones, en el país fuente de los beneficios y no donde la empresa ubique su sede. Entretanto, las naciones pueden cercar a los anónimos evasores exigiendo que a los concursos públicos sólo concurran compañías con fiscalidad responsable, sin conexión con estos territorios y finiquitar las ayudas estatales a las sociedades con vínculos en ellos.