Hace escasos días se juzgaba en Tudela a un ciudadano de la localidad de Cascante por haber rociado supuestamente a una gata con un spray de color verde.

Dicho juicio se ha pospuesto porque la fiscal encargada del caso entendió que este acto de maltrato hacia un animal indefenso se debe juzgar como un acto calificado como menos grave y no leve, como originalmente se pretendía. Este maltrato pudo provocar en la gata problemas respiratorios, cutáneos, etcétera, pudiendo llegar a causarle incluso la muerte.

Gente cercana al supuesto maltratador animal ha convocado en el pueblo una concentración para el próximo sábado con el lema: “contra el acoso”.

Resulta ridícula dicha convocatoria si tenemos en cuenta que la persona que denunció este maltrato es la única que está siendo juzgada y acosada, tanto por redes sociales como en persona.

Tal vez muchos de los allegados a este individuo sigan pensando que este tipo de aficiones, a saber, el maltrato gratuito a un ser vivo que siente, al igual que ocurre en el caso de la tauromaquia, se interpreta como una de esas tradiciones que, a pesar de la evidencia científica respecto a la capacidad de sentir de todos los animales y de la propia evolución y sensibilidad del ser humano, debe protegerse por encima de cualquier otra consideración. 

A todo esto hay que añadir que el alcalde de la localidad citada, en un ejercicio de total posicionamiento y complicidad a favor del supuesto maltratador, ha pedido expresamente a la persona denunciante del maltrato animal que se retire del trabajo que durante años venía realizando voluntariamente y sin ningún tipo de remuneración en favor de las colonias felinas de esta localidad, trabajo conocido como método CER (Control, Esterilización y Retorno) y de obligado cumplimiento por parte de los ayuntamientos, en base a la Ley Foral 19/2019 sobre protección de los animales de compañía en Navarra. 

Juzguen ustedes mismos.