¡Pobre Perú!, tan rico...

Se viven días de confusión en el Perú. El golpe de Estado dado el día 7 por los de siempre finalizó con la detención del presidente Pedro Castillo. En estos momentos es difícil predecir cómo acabará un conflicto que día a día se va agravando más, ejemplos tenemos para todos los gustos: Bolivia, el más cercano, donde Jeanine Añez tomó el poder, Biblia en mano, y hoy está encarcelada cumpliendo condena de diez años. Mientras, el país está dirigido por un presidente elegido en las urnas, Luis Arce Catacora. Antes fue Paraguay con la destitución de Fernando Lugo, en circunstancias parecidas a las del Perú. Todavía hoy siguen dirigiendo ese país los golpistas, dueños de grandes fortunas que no admitieron a un presidente representante del pueblo llano. Con lo sucedido en Perú personajes tan nefastos como Luis Almagro se estarán frotando las manos, después del contratiempo sufrido en Bolivia y la metedura de pata que tuvo al acusar de golpista a Evo Morales. 

Para nosotros, desde aquí, es difícil conocer los entresijos que se viven en ese país, sin embargo, las imágenes de las protestas facilitan el posicionamiento en uno u otro bando. Por un lado vemos a gente sencilla, muchos indígenas, dispuestos a arriesgar hasta su vida, ya van siete muertos. Por otro, hemos podido ver gente joven muy guapa, sin falta de que nos digan quiénes son sus papás, paseándose con sus banderitas, nunca perseguidos por la Policía, y mucho menos por paramilitares. 

Dina Boluarte se ha hecho cargo de la presidencia, veremos por cuánto tiempo las oligarquías le permiten ejercer. Un dato aclarador desde 2018 han pasado por la silla presidencial seis presidentes. Pedro Castillo, desde un principio, recibió el desprecio de todo el fujimorismo. Las grandes fortunas no podían admitir que un simple maestro dirigiera la política peruana y poco a poco lo fueron acorralando, él por salvar lo conseguido fue cediendo sin darse cuenta que el monstruo nunca queda satisfecho y siempre pedirá más.