Ahora que llega una nueva edición de ARCO, la feria internacional de Arte Contemporáneo que se celebra en Madrid, me viene a la memoria la adquisición de una obra artística (¿?) que en la mencionada exposición llevó a cabo en su día el Ayuntamiento de Pamplona, que solía acudir para estar al corriente de los más avanzados movimientos creativos artísticos. Se destinaba una dotación económica de 5 millones de pesetas para el caso de que se decidiera adquirir algún objeto de particular interés.

La compra se llevó a cabo siendo alcalde Julián Balduz Calvo entre 1979 y 1987, y aquella excepcional (¿?) obra de arte consistió en una composición formada por una maceta con un cactus, una especie de arco (como los que tantas veces hemos visto en las películas de los indios del Oeste americano y nos fabricábamos siendo niños) a base de un palo de madera tensado por un cuerda atada a sus extremos y no recuerdo muy bien qué otro inteligente artilugio. En aquella época estaba muy de moda la cultura de la Modernidad y la original creación adquirida lo fue, según se afirmó entonces, con vistas a un futuro Museo de Arte Contemporáneo de Pamplona.

Siempre he pensado que una obra tan ingeniosa y de tanto valor artístico que mereció el interés de los a la sazón expertos representantes municipales, además de su valor crematístico (creo que se abonaron al menos alrededor de medio millón de pesetas), debió ser incorporada de inmediato al inventario de patrimonio municipal y conservarse (un cactus es sabido que aguanta toda suerte de inclemencias) y guardarse en lugar seguro. Y siempre me he preguntado: ¿en qué lugar se encontrará aquel trabajo tan admirable que mereció ser adquirido y trasladado al Reino de Navarra que "asombrará al mundo" según anticipó nada menos que William Shakespeare? Absoluta curiosidad por saberlo.

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Arco abre sus puertas EFE