El pasado domingo 7 de mayo, la afición de Osasuna preparaba la vuelta a casa tras la derrota de su equipo en Sevilla.

Mi hijo Darío estaba entre ellos, cuando le comuniqué que la salud de su padre, Fernando Iriarte, ingresado desde el 27 de abril, empeoraba y el final estaba cerca. Temíamos que no llegara a tiempo para despedirse.

A través de un buen amigo consiguió volar a Pamplona en el avión que traía a nuestro equipo

Quiero agradecer profundamente la humanidad, el apoyo y el cariño que le demostraron durante el tiempo que estuvieron con él, jugadores, entrenador, directiva, familias de jugadores

Osasuna es un gran equipo en el campo, pero todavía es más grande fuera del terreno de juego. ¡¡Mil gracias a todos y aúpa Osasuna!!

Nunca podremos devolver el inmenso afecto, cuidado y mimo que nos han dado todos y cada uno de los profesionales del pabellón C2, Oncología. Un fuerte abrazo.

Me siento muy contenta al comprobar la calidad humana de los profesionales de mi tierra.

Gracias a todos de corazón.