Soy una persona de 59 años, con discapacidad y con una enfermedad mental, con la cual he superado todos los problemas que he intentado superar, sobre todo gracias a mi familia, a la que llevaré siempre en mi corazón. Esto no quiere decir que no tenga problemas como todo el mundo.

Hay cosas e injusticias que en mi vida admitiré. Por ejemplo, cuando voy en villavesas. Viéndome la gente que tengo problemas de estabilidad motora durante años, son pocas las personas que me han dejado sentarme en el asiento de minusválidos, y muchas veces aunque no parezca que tenga minusvalía alguna (no aparento mi edad), tengo que decir que tengo una minusvalía para acceder al asiento. 

Algunas otras veces he tenido que soportar contestaciones fuera de contexto de gente muy joven, no todos, que no tienen ni pizca de educación.

Ya por último, me gustaría recalcar que tanto muchas personas mayores como yo hemos sentido miedo, y mucho riesgo de caídas por culpa no de todos, pero sí de muchos conductores de villavesas, que en vez de ser conscientes de que es un transporte público, parece que están conduciendo un Fórmula 1.

Un poco más de empatía, de modales y de menos conducción temeraria.