Estamos acostumbrados a ver todos los años las inundaciones que deja el río Arga a su paso por Pamplona, pero rara vez se ven los verdaderos estragos que sufrimos desde hace décadas en Berbinzana.

El mayor perjudicado en esta historia interminable es el C.D. Injerto. Un equipo de fútbol de un pueblo de 600 habitantes, con una sola categoría que ha conseguido llegar lejos con pocos recursos.

Sin embargo, no es el protagonista en esta historia, lo es El Sotico, su campo de fútbol, que, a orillas del Arga, sufre todos los años las inundaciones y la destrucción que conlleva. Ramas, árboles y lodo acaban todos los años entre porterías, banquillos y vestuarios (eso cuando no los destroza la corriente) y vuelta a empezar. Los directivos, jugadores y vecinos ayudan en las labores de limpieza, el mantenimiento es muy costoso y todos los años se lamentan porque, aunque el equipo gana copas, logros y sube de categorías, El Sotico sigue indefenso ante el Arga y nadie hace nada.

Nadie nos ayuda a cambiar el campo de sitio y, riada tras riada, nos preguntamos si deberíamos matar la esperanza de que algún día lo veamos en otra ubicación, donde no tembláramos cada vez que llueve de más. A pesar de tener todo en contra, el Injerto no deja de luchar y no pierde la esperanza de que algún día, con ayuda de todos, la historia interminable tenga un campo nuevo y un final feliz.