En un mundo donde las redes sociales predominan en nuestra vida diaria, el impacto que nos provocan a cada uno de nosotros me ha llevado a reflexionar mi propia experiencia y la de las personas que me rodean. Como alguien que utiliza las redes sociales diariamente, he podido observar cómo en muchas ocasiones pueden ocasionar un cambio en la perspectiva de uno mismo y de los demás. La sociedad ha normalizado el hecho de sentir una presión constante por mantener una imagen perfecta lo que nos lleva a compararnos con el resto y emocionalmente es complicado sobrellevarlo.

Estamos educando generaciones de jóvenes que pasan gran parte de su tiempo frente a una pantalla y que desde bien pequeños ya sufren miles de complejos, desarrollando la gran mayoría de veces problemas de salud mental. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a digitalizar nuestra sociedad si en consecuencia esto implica poner en riesgo la salud mental y el bienestar emocional de nosotros mismos y de las futuras generaciones?

Es importante empezar a sensibilizarnos sobre esta situación y tomar las medidas oportunas antes de que sea demasiado tarde.