'El encargado', una serie cercana
El mundo de las series como género cinematográfico se codea, tiene una recepción tan exitosa como el filme de viejo cuño. Superan ya en número de espectadores, y las hay cercanas, tanto por la temática como por el entorno. Una de ellas es la producción argentina El encargado. Una estructura muy teatral, un actor protagonista, Guillermo Francella, brillante, un elenco admirable de secundarios, y todo el empuje del lenguaje y la jerga rioplatenses. El portero de viviendas, o el rimbombante vigilante de fincas urbanas, eufemismo de escaso éxito en su día, una profesión que ha ido lentamente languideciendo.
Y, sin embargo, en el barrio burgués bonaerense de la serie nombrada, estos personajes siguen ejerciendo sus funciones, y, cómo no, pertenecen a un sindicato. El protagonista Eliseo es un tipo intrigante, chantajista, manipulador, que maneja mucha información, y conoce y espía la vida privada de los propietarios del edificio. Por sus dotes verbales es también un prodigio de embaucador y bribón. Su plan resulta simple, obviar al sindicato de los trabajadores y convertirse en una empresa que suministra servicios, paga a sus empleados y negocia con los proveedores. Entre los antiguos porteros no hay unanimidad y una parte de ellos se pasa a las órdenes de Eliseo. En esto coincide con la defensa del adelgazamiento del Estado: dejar de pagar impuestos para que los tiburones de la empresa privada se encarguen de la protección del trabajador. Al final nos enteramos de quién es el jefe político interesado en el invento de Eliseo.
*El autor es escritor