El cambio climático ya no es una amenaza lejana, sino una realidad que afecta directamente a nuestras vidas y al futuro de las próximas generaciones. Sin embargo, a pesar de las evidencias científicas y de las repetidas advertencias de la comunidad internacional, los avances para mitigar sus efectos siguen siendo insuficientes. Resulta alarmante que aún haya sectores reticentes a adoptar medidas contundentes para reducir las emisiones y apostar por un modelo sostenible.
Es crucial que tanto los gobiernos como las empresas se comprometan con la reducción de emisiones y fomenten prácticas responsables. La ciudadanía también tiene un papel importante; nuestras decisiones diarias, desde el consumo energético hasta el uso del transporte, son determinantes en esta lucha. Pero sin el apoyo estructural y regulatorio, este esfuerzo será insuficiente.
El planeta no puede esperar. Es necesario que se prioricen políticas climáticas firmes y ambiciosas que hagan frente a esta crisis de manera efectiva y con visión a largo plazo. Los líderes deben actuar, y nosotros como sociedad debemos exigirlo.