Amaia, sabemos que dentro de unos días te vas a marchar a otro lugar como médico. Simplemente queremos agradecerte los servicios que nos has prestado que, aunque sabemos que es tu obligación, siempre te has desvivido por tus pacientes. Eres una profesional como la copa de un pino, y se nota que te gusta tu profesión. ¡Menuda suerte que van a tener allí donde vas!
En lo personal eres una mujer serena, discreta, que nos miras a los ojos cuando te hablamos y nos haces sentir como personas, y que siempre intentas solucionar nuestros problemas.
En lo profesional eres extraordinaria. Cuando algún diagnóstico no estaba claro, siempre has intentado llegar al fondo del problema, bien fuera con pruebas complementarias, especialistas o con lo que tú creías conveniente hacer, y la verdad es que tienes muy buen ojo. Nunca has mirado el reloj cuando estabas con un paciente en la consulta y tampoco cuando has ido a un domicilio y ya habías acabado tu jornada laboral.
De nuevo muchas gracias por el buen trato que nos has dado a todas las personas que lo hemos necesitado y, si tienes algún día la posibilidad de volver, te estaremos esperando con los brazos abiertos. Hasta siempre.