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Caerse del caballo, como San Pablo

Caerse del caballo, como San PabloEFE

Confieso que la situación política actual me ha desbordado por inesperada y porque me negaba a aceptarla. No podía asumir que dos partidos herederos de Franco y corruptos como PP y Vox pudieran inquietar al PSOE liderado por Sánchez apoyado por nacionalistas y partidos progresistas. Ahora compruebo con sorpresa que estamos a punto de perder todos los avances que han hecho que el Estado español sea considerado líder económico y social del mundo y, lo más valioso: se ha enfrentado a Trump y a Netanyahu acusado de genocidio.

Llevo dando vueltas al caso de los chorizos Ábalos, Cerdán y Koldo, y consideré que sería una más de las embestidas a los molinos de El Quijote, pues es conocida la torpeza de Feijóo, Cuca y Tellado. Pero resulta que Sánchez y el PSOE se encuentran en riesgo de tener que convocar elecciones porque también es corrupto y las perdería, pasando a la oposición. 

Al final descubro que todo lo que es la Transición supone legitimar a los herederos del franquismo y que el PSOE está pagando por someterse a las condiciones que le impusieron Fraga, los jueces, las FSE y los militares para montar el bipartidismo, ayudado por la banca, la bendición de EEUU que le daba la entrada en la UE y la OTAN. Era la Transición. Ahora caigo del caballo: tarde o temprano quien accede al poder por la fuerza, por ella es desalojado: es la democracia, lo dice Aristóteles.

A Sánchez sólo le queda el recurso de liquidar la Transición porque su límite está en tolerar la corrupción, pues es el fundamento de la Transición. Para seguir avanzando tiene que limpiar todo del franquismo: referéndum sobre la monarquía, autodeterminación de vascos y catalanes y depuración de la justicia. Después, la ciudadanía será generosa y perdonará los casos de corrupción olvidando las ofensas. Quizá la España del Lazarillo de Tormes desaparezca y siga liderando la Unión Europea.