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El saber y la libertad

El saber y la libertadPexels

Y no podía faltar la polémica sobre los hábitos de lectura. Una influencer respondió que, aunque respeta la lectura como actividad, no la considera fundamental para todos, y que hoy existen otras formas de entretenimiento o aprendizaje igual o incluso más válidas.

Al margen de la libertad para elegir, lo que sí se ha demostrado son los múltiples beneficios personales de leer: refuerzo de la memoria y la atención, desarrollo de las capacidades cognitivas y del lenguaje, fomento de la empatía y fortalecimiento de las relaciones sociales, entre muchos otros.

Pero la cuestión no es estar o no de acuerdo con la citada famosa. La cuestión es reconocer la libertad de poder optar por la lectura o no. Y aquí es donde el debate cultural se conecta con la realidad política de otros lugares.

Un ejemplo es Nepal, un país pequeño que atraviesa momentos tensos. La llamada generación Z ha salido a las calles contra la corrupción, el nepotismo y la prohibición de las redes sociales. Las protestas han dejado 19 muertos y cientos de heridos, y el primer ministro ha dimitido. La situación refleja una verdad evidente: prohibir nunca es lo mismo que educar, ni mucho menos que permitir el acceso al conocimiento, porque, como dice el refrán, “el saber no ocupa lugar”.

A vecesolvidamos la libertad que tenemos para expresarnos en distintos ámbitos de la vida. Mientras tanto, en otros territorios, como el nepalí, esa libertad se ve restringida, ya sea por censura, violencia o guerra. Recordarlo nos invita a valorar y defender lo que aquí damos por hecho.