El 30 de octubre, como todos los jueves, mi madre y mi abuela estaban tomándose un café en una terraza de Iturrama, no pudieron terminarlo. Una oleada de jóvenes de negro encapuchados y con botellas de cristal en la mano tomaron las calles del barrio sembrando el miedo. Un barrio con un elevado número de personas mayores que a esa hora salían a dar su paseo rutinario.
Con mis 17 años estoy completamente a favor de que los jóvenes nos podamos manifestar y reivindiquemos aquello en lo que creamos y luchemos por lo que consideramos injusticias. Lo que no comparto y me parece totalmente inapropiado y reprochable es que se haga desde la violencia y generando tal malestar a personas indefensas, como mi abuela, que uno de los momentos más felices de su día a día es cuando mi madre la acompaña a tomarse un café por el barrio.
Luchemos, reivindiquemos, pero no nos respetarán si no respetamos.
src="https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/statics/js/indexacion_Trebe.js">