Hace como diez años, los dueños del hotel Alcalá de Madrid pusieron un anuncio buscando gente estresada para destrozar habitaciones con un mazo. Querían rehabilitar todo el edificio y tuvieron la astuta idea de conceder a unos cuantos elegidos la oportunidad de descargar sus tensiones destrozándolo todo a golpes de mazo. Anunciaron el evento como Terapia antiestrés. Se presentó muchísima gente. Hubo que hacer una selección: un equipo de psicólogos se encargó de hacerlo bien. Y como era de prever, el experimento fue un éxito rotundo. Lo llamaron deroombing. Conclusión: el mazo ayuda, de eso no hay duda (disculpen la rima insidiosa). De modo que, si se me permite opinar desde una perspectiva patafísica, yo abogo por el deroombing. Le encuentro un cierto encanto poético nada desdeñable. Además (traten de imaginarlo sin prejuicios), una operación de estas características podría llegar a alcanzar una dimensión política interesante. Y muy inspiradora. Saldríamos en los telediarios, eso por descontado. Por otra parte, no creo que fuera difícil encontrar unos cuantos psicólogos o sociólogos dispuestos a avalar la naturaleza terapéutica de semejante performance pública. Terapéutica y catártica no sólo desde el punto de vista personal, sino también y sobre todo desde el colectivo. Porque, ojo: ser navarro resulta un poco estresante, admitámoslo. Arrastramos la carga histórica de haber sido la vanguardia del alzamiento. Hay que liberarse. El edificio (mausoleo, o lo que sea) en cuestión, no es sólo bastante burdo: además emite algo tóxico. Si tienes olfato seguro que lo has notado, ¿no? ¿eh? Por cierto, la simpar Patafísica (que nadie la desprecie por desconocimiento) es la ciencia dedicada al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones: una disciplina muy necesaria en el vertiginoso y a veces atolondrado mundo de hoy.