El ibuprofeno -Espidifen, por ejemplo- eleva un 31% el riesgo de paro cardíaco. Lo dice un estudio de un hospital de Copenhage, que ha publicado el Diario Europeo del Corazón -European Heart Journal-. Estudios similares en relación a la práctica totalidad de los medicamentos, alimentos, bebidas y sustancias que conforman la realidad de la Madre Tierra son efectuados a miles cada año por daneses y no tanto y publicados en revistas especializadas hasta que no se sabe muy bien por qué motivos algunos de esos estudios pasan a la prensa estándar para acojono de la población en general, que comienza a lanzar por el retrete sus aspirinas y sus pomadas contra el dolor de espalda, después de haber lanzado ya el alcohol, el tabaco, los porros de hachís, las grasas, la cafeína, el azúcar que no sea panela, la bollería industrial, el gluten, cualquier cosa de origen animal y envasada, la alegría de vivir y a una cuñada empeñada en que la homeopatía funciona y que no se callaba ni debajo del agua. Y las novelas. De todas maneras, el estudio hacía especial hincapié en que siendo esto así -que eleva tanto las posibilidades de tener un ataque cardiaco- lo peligroso es que se vendan sin receta, con lo cual la posibilidad de abuso es obvia, una posibilidad que es una realidad, puesto que el personal de toda la vida los medicamentos contra cualquier clase de dolor los ha tomado a manos llenas. Es un tema francamente complejo, ya que el dolor es un asunto muy personal y subjetivo y no sé muy bien por qué un médico va a tener que ser quien dé el visto bueno a que lo paliemos o no cuando nos dé la real gana, así que si tanto estudio hacen esos putos daneses lo que sí deberíamos saber cada uno en tiempo real es nuestro % de sufrir un ataque cardíaco, a ver si voy a tener yo un 1,5% y total me cago de miedo por tomarme un Espidifen para que no me suba al 2%, anda a la mierda, trae pacá.
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